Los hitos de una sociedad democrática son sus leyes, así empieza el discurso de Hollande, y para él son las leyes sobre educación, sobre la escuela primaria laica y obligatoria las que mejor resumen y definen los valores y principios de la república francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Construye su discurso sobre tres ejes:
· La escuela como lugar de emancipación. La escuela tiene la responsabilidad de hacernos descubrir los tesoros del saber, la curiosidad intelectual, el gusto por aprender, independientemente de los orígenes de los alumnos. Debe acoger, formar y elevar a todos los niños.
· La escuela como lugar de igualdad. Porque las raíces, la fortuna o el azar establecen jerarquías, la escuela tiene como misión la igualdad de oportunidades..., La escuela tiene la obligación de corregir y erradicar las diferencias de partida e integrar a todos los niños como principio básico de justicia y fomentar el mestizaje, la integración de todos para que el único criterio de diferenciación sea el mérito y la voluntad.
· La escuela como lugar de laicidad. La escuela es la fuente de la libertad de conciencia, la libertad soberana del espíritu para que ningún poder interior o exterior limite nuestra confianza en nosotros, en nuestra capacidad de búsqueda de la razón humana, del espíritu de cada uno. La escuela nos debe proveer los medios para que cada uno puede desarrollar y expandir sus capacidades.
Termina con una apuesta decidida por la escuela primaria, como base de la formación de los ciudadanos del futuro porque, aunque el mundo cambie, la esencia permanece y el maestro debe seguir dando sentido, elevando, y formando a los jóvenes para que construyan el futuro.
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